Desde los olivares de los fenicios hasta las mesas más exquisitas del mundo moderno.
El aceite de oliva, conocido como el "oro líquido", tiene una historia tan rica como los suelos en los que crecen los olivos. Sus orígenes se remontan a más de 6.000 años, cuando las primeras civilizaciones mediterráneas, como los fenicios, cultivaban olivos y extraían su valioso aceite. Para ellos, no solo era un alimento, sino también una moneda de cambio y un elemento clave en ceremonias religiosas.
Cuando los romanos expandieron su imperio, llevaron consigo la tradición del aceite de oliva a todo el Mediterráneo, especialmente a Hispania (actual España) e Italia. En la región de la Bética (hoy Andalucía), el aceite alcanzó tal calidad y producción que se convirtió en uno de los bienes más exportados hacia Roma. Anforas llenas de este producto partían desde los puertos hispanos para abastecer las mesas de la aristocracia romana.
En Italia, el aceite de oliva también adquirió un estatus simbólico y práctico. Los romanos perfeccionaron las técnicas de prensado, desarrollando prensas más avanzadas que mejoraron la calidad del aceite. Era usado no solo en la cocina, sino también en cosméticos y como combustible para lámparas.
Hoy, tanto España como Italia lideran la producción mundial de aceite de oliva virgen extra, cada uno con características distintivas. Los aceites españoles, como los de la variedad Picual, destacan por su intensidad y sus notas herbáceas, mientras que los italianos, especialmente los de la Toscana, son apreciados por su suavidad y perfil aterciopelado.
Según la mitología griega, el olivo fue un regalo de Atenea a los atenienses. Al plantar el primer olivo en la Acrópolis, no solo les dio un recurso alimenticio, sino también un símbolo de paz y prosperidad que perdura hasta hoy.
En God Save The Coffee, seleccionamos los mejores aceites de España e Italia, cada uno con su historia y su sabor únicos, porque creemos que el verdadero lujo está en el legado y en la autenticidad de cada gota.